En el siglo XVI, tras la llegada de los europeos a América y la creación de los imperios coloniales ibéricos, comenzó la primera globalización. Los deseos expansionistas de las potencias europeas y sus intereses comerciales abrieron rutas de navegación y comunicación que unieron todo el mundo. Según Pardo Tomás (2020a), esa primera mundialización estuvo marcada por tres procesos relacionados: la misión evangelizadora de las potencias coloniales, la mercantilización de la economía y la importancia que adquirió el conocimiento como herramienta de gobierno y control de los imperios coloniales.
En
este marco, las rutas comerciales, las campañas de exploración y de conquista y
las misiones religiosas tejieron una tupida red por la que circulaban personas,
objetos y conocimientos de una parte a otra del planeta. Las potencias europeas
necesitaban seguir ampliando sus saberes científicos y técnicos en campos como
la cartografía, la navegación, la historia natural, la lingüística, la minería
o la transformación de materiales para poder continuar con su campaña
expansionista, explotar los recursos naturales de las colonias y mantener
económicamente sus imperios. En los viajes se mezclaban religiosos, militares,
navegantes, médicos, ingenieros, cosmógrafos o exploradores que traían y
llevaban todo tipo de conocimientos y objetos, desde instrumentos de navegación
o mapas a minerales o especies vegetales que, además de nutrir colecciones y
museos, transformaron las formas de alimentación de distintas regiones del
mundo.
La historia de la ciencia de las últimas décadas ha empezado a reconocer la importancia que tuvieron esos contactos de los colonizadores con los saberes locales y el papel de los intermediarios en la apropiación y difusión de ese conocimiento necesariamente mestizo. Pero también que los intercambios no se produjeron únicamente entre las metrópolis y las colonias, lo que contribuye a deseuropeizar una narrativa histórica profundamente eurocéntrica. En el caso de América, por ejemplo, hubo un rico flujo entre México y el Pacífico asiático a través del galeón de Manila.
La ruta comercial del galeón que unía Manila y Acapulco
Esa ruta
comercial creada a instancias de la Corona española circuló entre Manila y
Acapulco desde 1565 a 1815. Aunque la metrópoli se había reservado su control para
asegurarse los beneficios económicos, la situación real fue muy distinta. Como
señala la historiadora Guadalupe Pinzón, del lado asiático llegaban mercancías y personas procedentes de la
India, Macao, China o Japón y se embarcaban en Manila rumbo a Acapulco, desde
donde se distribuían por el virreinato de Nueva España, pero también por el de
Perú y el resto del territorio americano, para luego emprender el viaje de
vuelta sin pasar por la intermediación de las instituciones españolas. Especias,
tejidos, alimentos, plata, tintes, técnicas, instrumentos de navegación, lenguas,
libros, personas y conocimientos circularon a ambos lados del Pacífico y desde
allí se exportaron a otras latitudes.
Sin
embargo, como apunta Pardo Tomás en su conferencia «Centro y corazón desta gran bola. Globalización y circulación del saber desde México (1520-1620)», cabe
revisar el término ‘circulación del conocimiento’ e ir más allá. Los flujos del
saber no fueron horizontales, ni se produjeron en igualdad de condiciones; se
impulsó una asimetría de la ignorancia basada en el poder colonial y el
discurso de la modernidad, que determinaban quién podía acceder al conocimiento
y qué conocimientos debían ser aprendidos. En Nueva España, las órdenes
religiosas practicaron lo que Pardo Tomás denomina ‘medicina de la conversión’:
en su misión evangelizadora pretendían convertir a la población local y también
sustituir sus saberes médicos por técnicas importadas de Europa. A pesar de que
se apropiaron, por ejemplo, del arsenal terapéutico mesoamericano y de sus
saberes tradicionales, el olvido selectivo de la historia posterior perpetuó la
idea de la superioridad innata de la ciencia europea. Ese estudio histórico de
los contactos y los intercambios de conocimientos debería incluir también las
relaciones de poder que los condicionaron.
Referencias
Pardo Tomás, J. (2017) Conferencia magistral «Centro y corazón desta gran bola. Globalización y circulación del
saber desde México (1520-1620)» Centro de Investigaciones
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades-UNAM
Pardo Tomás, J. (2020a) «Saberes de un mundo globalizado» Saberes en acción. Investigación y ciencia
Pardo Tomás, J. (2020b) «Europa mira a los otros» Saberes en acción. Investigación y ciencia
Pinzón, G. (2019)
Programa «El galeón de Manila o Nao de China» Revista de la Universidad de México