Os propongo una visita (virtual) al museo la ciencia de Bergara (Gipuzkoa), el “Laboratorium”, situado en la antigua Sociedad de Amigos del País, una de esas sociedades científicas que se crearon en la Ilustración y que vimos en el tema 6. Con el video siguiente y la página web del museo, podríais hacer un análisis del modo como este pequeño museo utiliza la historia de la ciencia para divulgar ciencia.
El Museo
Laboratorium, situado en el palacio de Errekalde e inaugurado en 2015, es un
centro de investigación y divulgación que alberga colecciones de instrumentos
científicos, zoología, anatomía humana y geología. Además, organiza
exposiciones temporales, talleres y otras actividades culturales de promoción
de la cultura científica.
Según la presentación
que recoge su sitio web, «su exposición permanente desarrolla como tema principal
la innovación, transmitiendo con ello el mensaje de que, ante situaciones de
crisis, para salir victoriosos de ellas, las herramientas fundamentales son una
educación de calidad, la investigación científica y la innovación que deriva de
las dos anteriores. Además, el museo nos relata una historia: la del Real
Seminario de Bergara». Es decir, el eje de su estrategia divulgadora es un
relato.
El Real
Seminario de Bergara surgió como tal en 1776 a partir del germen de una escuela
jesuita de la localidad y gracias al impulso de la Real Sociedad Bascongada de
Amigos del País. Se convirtió en un centro de estudios avanzados, con
profesores de primer nivel y unas extraordinarias instalaciones científicas,
entre ellas el Laboratorium Chemicum que da nombre al museo actual, y fue donde
los hermanos Elhuyar descubrieron el wolframio. Como relata el artículo «La ciencia al rescate del país», el origen del Real Seminario fue la necesidad
de revitalizar la economía de la zona y, en el contexto ilustrado de la época,
se consideró que lo más razonable era hacerlo mediante una educación de
calidad, estudio e investigación. El 1981, el Ayuntamiento de Bergara se propuso
recuperar el patrimonio de la Real Sociedad para crear el museo actual.
El uso de esa historia para presentar las colecciones resulta muy interesante. Primero, en un plano local, ya que permite anclar el museo en su entorno, estimula la curiosidad de la población de la zona por una historia propia y crea una sensación de pertenencia o incluso de orgullo por los logros pasados. A una escala más general, la narrativa puede ser una extraordinaria herramienta pedagógica: exponer un instrumento científico aislado quizás no suscite demasiado interés, pero presentarlo en contexto, explicar por qué se creó, para que sirvió y a qué dio paso facilita la comprensión de su fundamento científico. La narración hace que el hecho puntual cobre sentido en un marco más amplio, genera emociones y despierta la curiosidad por saber cómo se desarrolló y acabó la historia.
Además, el museo presenta a los científicos que trabajaron en el Laboratorium como personajes con los que el público se puede identificar: son los protagonistas de una epopeya que transmite la imagen de una ciencia capaz de superar las adversidades. Este argumento clásico en el que el héroe sale victorioso asocia la actividad científica con ideas positivas, suscita cierta fascinación o curiosidad y, por qué no, incluso el deseo de emular al héroe.
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