jueves, 10 de diciembre de 2020

Epistemología y cultura científica. Tarea 5.

Identificar y caracterizar brevemente los principales modelos o enfoques sobre la cultura científica que se describen y analizan en el capítulo de la tesis de la doctora Lázaro.

 

El segundo capítulo de la tesis «Cultura científica y participación ciudadana en política socio-ambiental» de Marila Lázaro revisa distintos enfoques sobre la cultura científica que podrían resumirse en cuatro bloques principales.

El primero de ellos, surgido en los años ochenta, es el de la comprensión pública de la ciencia (CPC) tradicional. Este modelo se basa en un concepto positivista de la ciencia, entendida como una actividad objetiva y neutral que genera conocimientos a través de métodos fiables consensuados. De este principio se deriva el concepto de alfabetización, es decir, la acumulación de conocimientos sobre los contenidos y métodos de la ciencia, incluidos unos conceptos mínimos que deben saberse para entender temas de ciencia y tecnología, que se pueden evaluar mediante encuestas con indicadores centrados en tres ámbitos: el interés del público por la ciencia, sus conocimientos científicos y su actitud hacia la ciencia. La realización de este tipo de encuestas ha desvelado un «déficit» de conocimiento de la población. El modelo de la CPC vincula la alfabetización científica con una actitud positiva hacia la ciencia y con otra serie de valores deseables —como beneficios económicos a escala nacional (debido a la disponibilidad de ciudadanos más competentes), beneficios personales y democráticos (mejor situación individual para actuar y decidir) o beneficios intelectuales (bienestar social y cultural)— y, en sentido inverso, equipara las actitudes negativas hacia la ciencia con la ignorancia. Por tanto, propugna la necesidad de acabar con ese déficit de conocimientos mediante estrategias de divulgación y formación dirigidas desde las esferas científicas y especializadas a la ciudadanía, que se considera receptora de conocimientos. En este marco, se entiende la alfabetización científica como satisfacción de la ignorancia individual.

El segundo, que apareció en los años noventa como reacción al anterior, se conoce como CPC crítica, constructivista, contextual o enfoque Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS). Este modelo cuestiona el enfoque de la CPC por perpetuar la dicotomía entre sabios y legos, asumir la neutralidad de la ciencia, entender la ciencia como una visión privilegiada del mundo y defender que las controversias sociales en materia científica se deben a un déficit de conocimientos. En lugar de esta concepción, propone una ciencia entendida como proceso («saber cómo se sabe») más que como acumulación de conocimientos («se sabe que»), que amplíe su alcance para abarcar el contexto y los aspectos sociales, políticos y éticos de la ciencia y la tecnología. En este ámbito no hablamos de alfabetización científica, sino de cultura científica, que incluye contenidos cognitivos y también metacientíficos, lo que extiende la necesidad de culturización a la propia comunidad científica, que debe conocer los efectos de la ciencia en la sociedad. Este planteamiento lleva a cuestionar el valor de los indicadores y las encuestas clásicas de evaluación de la cultura científica de la población tal y como están diseñadas. El modelo CTS también critica la afirmación de que las actitudes hacia la ciencia dependan del nivel de conocimientos y postula que la educación científica no debe ser unidireccional, como en el caso anterior, sino un diálogo contextualizado de conocimientos.

En el tercer bloque encontramos la CPC heterogénea, un acercamiento híbrido que pretende integrar los dos anteriores. Este modelo acepta la crítica del enfoque CTS a la asunción de que el déficit de conocimientos es sinónimo de actitud negativa hacia la ciencia, pero defiende el valor de las mediciones de la cultura científica, si bien requieren ciertas mejoras. Su base es un concepto de ciencia que reivindica la importancia de los principales hechos científicos, aunque reconociendo la importancia del contexto.

Por último, tenemos el enfoque de la apropiación cultural de la ciencia.  Este marco parte de un concepto de ciencia entendida como una forma de producción de conocimientos cuyos resultados tienen el potencial de transformar la sociedad, por lo que la ciudadanía ha de ser partícipe de la ciencia, beneficiarse de ella, implicarse y poder tomar decisiones. La evolución que nos había llevado de la alfabetización científica a la cultura científica da un paso más para acuñar el término «cultura científica significativa», es decir, para ser científicamente culto será necesario sumar conocimientos cognitivos, metacientíficos (implicaciones éticas, riesgos, etc.) y prácticos (uso y apropiación de la ciencia y la tecnología). Este modelo también rechaza la equiparación del nivel de conocimientos científicos con la actitud positiva o negativa hacia la ciencia y cuestiona la instrucción científica como proceso lineal de divulgación. La adquisición de cultura científica también puede darse en el ámbito de mecanismos de participación ciudadana, que estimularán el deseo de apropiarse de la ciencia, por lo que también hay que incluir indicadores sobre la apropiación social de la ciencia en los estudios y encuestas de medición de la cultura científica.

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