«No hay duda de que la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra. Se han producido cambios rápidos y generalizados en la atmósfera, los océanos, la criosfera y la biosfera». Esa es la primera conclusión de la contribución del Grupo de Trabajo I al Sexto Informe de Evaluación del IPCC, que se publicará en su totalidad en septiembre de 2022. En el apartado dedicado a los posibles futuros climáticos, advierte de que las temperaturas seguirán subiendo como mínimo hasta mediados de siglo en todos los escenarios de emisiones estudiados y de que, de no reducirse drásticamente las emisiones de gases de efectos invernadero en las próximas décadas, el aumento superará los 2 °C ya en el siglo XXI.
Fuente: OurWorldData |
El origen de casi tres cuartas partes de esas emisiones es el uso de energía y casi el 85 %
del consumo energético mundial se satisface con combustibles fósiles. A
pesar del desarrollo que han experimentado las fuentes de energías renovables
en los últimos años, la eólica apenas supone un 2 % del mix energético y
la solar ronda el 1 %.
Fuente: OurWorldData |
Sin duda, la tecnología seguirá avanzando y en un futuro seremos capaces de generar cada vez más energía a partir de fuentes renovables como la geotermia, la maremotriz o tantas otras que se están estudiando. Puede que incluso lleguemos a desarrollar la fusión nuclear. Pero lo cerca o lejos que esté ese futuro no va a depender solo de los avances tecnológicos, ya que la energía tiene un marcado componente cultural y está asociada a multitud de factores sociales, económicos y geopolíticos, por lo que la voluntad política será clave para encontrar soluciones renovables, invertir o regular en esa dirección. Y, a la luz de los resultados de la COP26, parece que esavoluntad se está quedando corta. Mientras tanto, estamos emitiendo unas 6 toneladas equivalentes de CO2 anuales (con un reparto per cápita desigual concentrado en los países occidentales), unas cifras incompatibles con la acción urgente que demanda el IPCC, por lo que no podemos limitarnos a sustituir los combustibles fósiles por energías renovables y hemos que ir un paso más allá, potenciar la eficiencia energética, el reciclado, la economía circular y, seguramente, modificar nuestra forma de consumir, al menos en Occidente.
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