sábado, 19 de marzo de 2022

¿Ser o no ser? Esa es la cuestión


¿Cómo saber si algo es ciencia o no lo es? Es probable que ante esta pregunta pensemos automáticamente en una respuesta fácil: el método científico, eso es lo que diferencia los saberes de la ciencia de los demás. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja. Aunque recurramos a ese concepto idealizado y casi metafórico, lo cierto es que no existe un único método científico universal que actúe como criterio de demarcación entre lo que es ciencia y no lo es. Como apunta Antonio Diéguez, «esto no significa que en la ciencia no haya métodos, sino que hay muchos, dependiendo de cada disciplina, y que son revisables y cambian con el tiempo y con el contexto».

¿Es ciencia o no lo es?
Estatua de Hamlet en Stratford-upon-Avon. Lord Ronald Gower


Esa caja de herramientas que la ciencia tiene a su disposición podría organizarse, desde una perspectiva clásica, en estrategias empiristas y racionalistas. O, lo que es lo mismo, en métodos inductivos y deductivos. La inducción parte de la observación para extraer conclusiones; la deducción sigue el camino contrario: se trata de plantear una hipótesis teórica y comprobarla mediante un experimento.

Quizás uno de los ejemplos más célebres de la ciencia inductiva sea el de la teoría de la evolución de Darwin. Durante su expedición en el Beagle en 1831, recogió muestras, acumuló fósiles y observó distintas especies. Esa labor de observación y estudio lo llevó plantear su hipótesis de la selección natural años después, en 1859, con la publicación de El origen de las especies. Hoy seguimos encontrando multitud de investigaciones científicas basadas en estrategias inductivas, como la que se describe en la noticia «Los ancianos con perro tienen menos probabilidad de desarrollar discapacidad motora». El estudio observacional al que se refiere esta nota de la Agencia SINC parte de la realización de encuestas a un grupo poblacional concreto y analiza diversas variables de salud y demográficas. Los resultados sugieren que la actividad física y social que implica tener un perro previene el desarrollo de discapacidades en personas de edad avanzada.

Dos gestos que condensan la diferencia entre
racionalismo y empirismo. Rafael

Los métodos deductivos también tienen historias épicas en su haber, como la del eclipse de 1919 que confirmó la teoría de la relatividad de Einstein y sus predicciones sobre el comportamiento de la luz. También en el caso de la deducción podemos encontrar ejemplos actuales, como el estudio en el que se basa la pieza «Nuevos experimentos confirman que los peces sí tienen conciencia de sí mismos». El equipo que llevó a cabo esta investigación partió de la hipótesis de que los peces tienen autoconciencia y lo comprobó mediante un diseño experimental con espejos, en los que los peces debían reconocerse.

Un dato interesante sobre esta última noticia: se trata de un experimento repetido. Ese mismo equipo ya había intentado demostrar antes su hipótesis sobre la conciencia de los peces, pero el estudio previo recibió duras críticas de la comunidad científica por sus fallos metodológicos. Como apunta Naomi Oreskes en esta charla, esta es también una característica de la ciencia. Más allá del método utilizado, la ciencia siempre está sujeta a crítica y a revisión, al escrutinio de la comunidad. Un sano ejercicio de escepticismo organizado que permite su avance. 

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