¿Qué comemos hoy?
Superalimentos, alimentos enriquecidos, alimentos saludables que ayudan a tus
defensas… Cada vez somos más conscientes de la necesidad de llevar una buena
alimentación, pero al entrar en el supermercado nos encontramos con una selva
de declaraciones nutricionales y eslóganes publicitarios que dificultan la
tarea. No siempre es fácil distinguir la información fidedigna de los reclamos
fruto de estrategias de marketing, pero podemos empezar por ver qué dice la legislación
para tener una idea más clara y poder tomar decisiones basadas en datos.
¿Qué tipos de alimentos existen?
Estas son las categorías de
alimentos que recoge y define el Código Alimentario Español:
1. Alimentos fundamentales: en este apartado
encontramos alimentos como la leche, el pan o los huevos, que se cuentan entre
los más consumidos de forma habitual en España.
2. Alimentos perecederos: por ejemplo, los
yogures y el pescado, que requieren refrigeración para su transporte y almacenamiento.
3. Alimentos impropios: esta categoría no es
fija y evoluciona a medida que incorporamos nuevos alimentos a nuestros hábitos
alimentarios. En España, hasta hace unos años se consideraban impropios
alimentos habituales en otras culturas, como las algas o ciertos insectos, pero
el hecho de contar ya con autorización para su comercialización los ha sacado
de este grupo. Ahora podríamos citar como ejemplos de alimentos impropios el
queso italiano marzu o el famoso pez globo japonés.
4. Alimentos adulterados: entre los
alimentos susceptibles de entrar en este apartado podemos citar el aceite de
oliva o la miel, de coste relativamente alto, que se pueden adulterar mediante
la mezcla con aceites de menor calidad y más baratos o, en el caso de la miel,
con jarabes.
5. Alimentos falsificados: en este caso
hablamos de productos con los que se intenta engañar al consumidor haciéndolos
pasar por algo que no son, como ciertas variedades de pescados y mariscos que
se presentan como otros de calidad y precio superior, lo que sucede, por
ejemplo, con el bacalao o las almejas. También se pueden falsificar
denominaciones de origen de productos como vinos, quesos y aceites o etiquetas
de certificación ecológica.
6. Alimentos alterados: pueden ser, por
ejemplo, unos plátanos demasiado maduros o una caja de galletas en la que todas
las galletas están rotas debido a golpes durante el transporte.
7. Alimentos contaminados: algunas de las
intoxicaciones alimentarias más frecuentes las provocan alimentos como la
mayonesa, los huevos o las conservas caseras en mal estado. En este apartado
habría que destacar el agua no potable, susceptible de estar contaminada, que
provoca gran cantidad de enfermedades en todo el mundo.
8. Alimentos nocivos: en esta categoría
entrarían productos como el alcohol para la población en general o los
embutidos y quesos sin pasteurizar para las embarazadas.
Aunque las decisiones en materia de alimentación pueden resultar complejas, siempre es recomendable recurrir a la extensa normativa que regula la industria alimentaria para tener los conceptos claros.
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